No hay dudas de que todos queremos tener el suelo ideal en el jardín para poder cultivar de todo, pero ¿cómo es el suelo ideal?. Básicamente un buen suelo es aquel que está suelto, es decir que no ni arcilloso ni arenoso; un punto medio entre los dos. También es importante que se trate de un suelo profundo y rico en materia orgánica y por supuesto nutrientes minerales. También es fundamental que tenga un buen drenaje y que tenga un PH entre los 6 y 7 puntos.
Ahora bien, si por ejemplo el suelo es poco profundo para las raíces, puedes añadir más tierra para poder hacer crecer el terreno. Si tu suelo es muy arcilloso y se embarra fácilmente puedes mejorarlo colocando arena o materia orgánica como la turba o el humus de lombriz. Si se trata de un suelo arenoso se puede mejorar mezclando la capa superior con un poco de material orgánico.