La ceratitis capitata o mosca mediterránea de la fruta es un díptero braquícero de la familia Tephritidae. Este pequeño insecto es originario de la costa oeste de África, desde donde se traslado a los diferentes lugares tropicales, subtropicales y templados de casi todo el mundo. A la mosca mediterránea de la fruta se la considera una especie cosmopolita por la gran dispersión que ha tenido la industria de la fruta en el mundo. A pesar que este insecto sea originario del continente africano se la llama mosca mediterránea de la fruta porque es aquí, en esta zona, donde ha tenido su máxima expansión y reproducción. Esta mosca provoca grandes daños a la economía mundial y negocio de la fruta, provocando grandes pérdidas de mercadería y por ende de dinero. Básicamente la mosca mediterránea de la fruta se alimenta de diferentes tipos de frutas, haciendo que esta sea imposible de comer por los humanos.
Es probablemente una de las plagas más dañinas del mundo. La larva de esta mosca se alimenta de la pulpa de algunas frutas como las naranjas, los melocotones, las mandarinas, los albaricoques, las ciruelas, los hogos, las manzanas, las peras, los duraznos, etc., y algunos vegetales. El control de plagas para la mosca mediterránea de la fruta es muy difícil de llevar a cabo por la extensión de frutas y vegetales que abarcan. Los únicos cultivos que no se ven afectadas son aquellos que son cosechados en el otoño o en el invierno. Esto se debe a que la mosca mediterránea de la fruta no tolera el frio, o cuando está en su época de inactividad. Básicamente el daño que provoca este pequeño insecto es que además de alimentarse de la pulpa de las frutas dejan su excremento dentro de estas. Esto provoca que puedan crecer hongos indeseados dentro de la pulpa haciendo que la fruta se eche a perder o se pudra más rápidamente.