Los lampíridos, conocidos comúnmente como luciérnagas o bichos de luz son coleópteros polífagos que se destacan por so bioluminiscencia o emitir luz. Se conocen en el mundo más de 2.000 especies de ellas y se pueden encontrar generalmente en las zonas boscosas, húmedas y en los pantanos de casi todo el mundo. Las luciérnagas son de forma alargada color negro y de cuerpo blando y recuerdan a las larvas. Existen grandes diferencias entre las luciérnagas hembras y los machos, los machos de estos insectos poseen alas a diferencia de las hembras. Y tal como sucede como en muchas especies de insectos las hembras son más grandes que los machos. Las luciérnagas por lo general viven un par de años, bastante para un insecto. En este tiempo se desarrolla de larva a gusano de luz y posteriormente a luciérnaga. Luego en el verano se aparea y comienza el ciclo nuevamente. Las luciérnagas se caracterizan de los demás insectos por su habilidad de iluminar si vientre en las noches.
Este lo logran gracias a la bioluminiscencia, o sea en la parte baja de su estomago poseen una células especiales con luciferina que al combinarse con oxigeno brillan como si fueran un bombillo eléctrico, pero sin casi generar calor. Los científicos creen que la luz que emiten las luciérnagas la usan para procrear y como mecanismo de defensa. Para encontrar una posible pareja en las noches de verano y también para advertir a los posibles depredadores que no son un bocado con buen sabor. Como pasa con muchos insectos en su primera etapa como larvas las luciérnagas son extremadamente voraces, y se alimentan de babosas y caracoles. Y gracias a su voraz apetito pueden ser un excelente control de plagas para nuestro jardín. Se cree que una larva de luciérnaga puede comer en esta etapa alrededor de 70 caracoles. Cuando hacen su última transformación las luciérnagas se alimentan por lo general de néctar y polen. O sea que además de ser un excelente control de plagas como caracoles y babosas este insecto en su adultez ayuda a las plantas en su polinización.