Todos los jardines cuentan con diferentes tipos de suelos según la zona en la cual se encuentren y por supuesto las condiciones climáticas. Pero si eres jardinero, es importante que conozcas cuales son los tipos de suelos, cuáles son sus ventajas, desventajas y por supuesto que hacer para poder mejorarlos. En el caso de los suelos arcillosos podemos decir que tienen una tendencia muy marcada a compactarse fácilmente. Es por esta razón que cuando los riegos son muy abundantes o por ejemplo, llueve mucho, los suelos se encharcan constantemente, lo que también los hace pesados para labrar. De todas maneras una de las ventajas más destacables de los suelos arcillosos es que son muy ricos en nutrientes y los retienen muy bien, por eso no necesitan de demasiado abono.
Hay algunos maneras de mejorar los suelos arcillosos para que las especies que desees plantar se adapten mejor. Por ejemplo, aportar un poco de materia orgánica como el estiércol lo vuelve un suelo un poco más esponjo. También puedes utilizar arena de río para que logre drenar mejor, y es importante que tengas en cuenta que los suelos arcillosos deben abonarse la menos 1 vez al año preferentemente con compost.