Si tenemos la suerte de tener un patio, un jardín o un parque en ellos por lo general plantamos, flores, arbustos, enredaderas y árboles para que se vean mas coloridos, estéticos y decorativos. Por ejemplo si tenemos una pared lo más aconsejable para taparla es plantar en el pie de esta una enredadera. Según la especie de enredadera esta crecerá por estación o durante todo el año y muchas veces con el pasar de los años esto puede ser todo un problema y tendremos que quitarla. Muchas personas se preguntan cómo trasplantar enredaderas sin que la planta termine muriendo o sufra en el proceso. El primer paso para trasplantar enredaderas es mojar la tierra donde esta plantada para sacarla más fácilmente y que sus raíces sufran lo menos posible en el proceso. El segundo paso es hacer una poda importante, esto lo haremos para acortar el largo de las ramas y poder descargar toda la copa de ramaje. El tercer paso para trasplantar enredaderas hacer una zanja alrededor del tronco para dejar al descubierto sus raíces. Esto lo podemos hacer con una azada y lo haremos hasta que el cepellón quede suelto. Existen dos maneras de proteger el cepellón, si la enredadera es pequeña podemos usar una bolsa plástica dura, una arpillera o lona para evitar que este se rompa.
En cambio si la enredadera es grande debemos usar una tela metálica y luego hacerle un escayolado para evitar que el cepellón se quiebre y la planta sufra. El cuarto paso para trasplantar enredaderas es plantarla en su nueva ubicación, para hacerlo debes hacer un pozo más ancho y más profundo que el cepellón. Luego de haber hecho el pozo debes mezclar la tierra del pozo con un abonado orgánico para que las raíces estén cómodas y estén en un entorno esponjado. El quinto y último paso para el trasplante de enredaderas es regarlas, es importante el riego en sus primeros días de trasplante, ya que su sistema radicular esta débil, dañado y es escaso. Y por ultimo y lo mas importante en el trasplante de enredaderas es que esta tarea se aconseja hacerla cuando la planta este en descanso, o sea en el invierno. En el otoño también podemos hacerlo, pero si vives en el mediterráneo no lo hagas, ya que podrías dañar a la planta. Nunca pero nunca debemos hacerlo en la primavera o en el verano ya que es en esta época donde necesitan más agua que nunca y si las dejamos con pocas raíces sus chances de vivir serán mucho menores.