Tierra para las macetas

En este párrafo en particular hablaremos de la tierra para las macetas, sus diferentes clases y características. Cuando pudimos pasar el invierno sin complicaciones, llega la primavera y con ella el momento de prestar más adecuada atención a las flores y plantas que adornan nuestras casas, balcones, patios y terrazas, ya sea cambiándolas de maceta o bien renovando su tierra. Es un error muy comúnmente cometido por el amante de la jardinería que gusta de cultivar flores y plantas en su hogar olvidar que una de las cuestiones fundamentales que alargan la vida de sus vegetales es nada más y nada menos que la tierra que las sustenta, la tierra para las macetas. Si bien es cierto que las plantas pueden en ocasiones aclimatarse a temperaturas de interior y al reducido espacio de una maceta, su crecimiento y floración serán normalmente inferiores, esto es lógico, a los que se logra en tierra libre.

tierra para las macetasMás allá de estas cuestiones, bien podremos lograr un éxito considerable si prestamos atención a la tierra para las macetas y no dejamos de proporcionarle un abono adecuado y en consonancia a sus necesidades nutritivas. El abonado de fondo, que es el básico en todo cultivo, es el realizado al momento de preparar la mezcla de tierra para las macetas. En este caso, porque no es siempre así, el mercado ofrece abonos especializados que resultan adecuados para esta clase de fertilización de macetas.

Nunca hay que olvidar que para que podamos lograr conseguir una distribución uniforme en la preparación, los abonos deben cumplir con las condiciones de ser sólidos, de grano fino o en polvo. Este abonado se efectúa con el empleo de sales simples de nitrógeno, fósforo y potasio, además de microelementos. Si optamos por las sales minerales, siempre es necesario recordar los porcentajes adecuados para la mezcla: según la sensibilidad de la planta, entre 1,5 y 2 gramos de sales minerales por decímetro cúbico de tierra. Dependiendo del estilo de plantas es su necesidad de sales. Por ejemplo, las plantas de follaje verde son las más exigentes en materia de nitrógeno; en cambio, las de flor requieren mucho más fósforo y potasio, especialmente durante los meses de tiempo meteorológico frío y también cuando se encuentra muy cercano el periodo de su floración. Tengamos en cuenta que los riegos fertilizantes deben ser suprimidos durante el reposo invernal o vegetativo. Otra cuestión a tener en cuenta es que la fertilización no debe olvidar las hojas: se dejará caer el abono sobre ellas, pues también por este camino las plantas, su tierra para las macetas, asimilan nutrientes.

Tipos de tierra para las macetas

Aunque la mezcla de tierra para las macetas debe adaptarse a cada tipo de planta y a sus necesidades nutritivas, podemos asegurar que un preparado que contenga humus (tierra de hojas), tierra negra de jardín, estiércol descompuesto, caliza y arena de río resultará válido para la mayoría de las especies.

humus para las macetasClaro que las proporciones de la mezcla variarán teniendo en cuenta los requerimientos de la planta y de la tierra que hay en sus macetas, pero el humus y la tierra negra de jardín constituyen algo así como más de la mitad del total, sin desbordar las tres cuartas partes. La cantidad de humus, a su vez, se verá aumentada a medida que aumenten las exigencias nutritivas de la planta, y el resto de la mezcla deberá completarse con las siguientes proporciones: una cuarta parte de arena y una décima parte de estiércol.

Si no estamos completamente seguros de que la tierra para las macetas empleada es sana, no significaría ningún problema añadir a la mezcla carbón vegetal en polvo, dado que esto disminuye las posibilidades de infección. Asimismo, la adición de un poco de turba (material orgánico de origen vegetal, que drena muy bien) mejora la porosidad de cualquier tipo de tierra, esto también vale para el caso de tierra para las macetas. Una vez preparada la mezcla, podremos pasar al siguiente paso que es el de introducir la planta en su tiesto.

Para ello, lo que hay que hacer es cavar un hoyo en la tierra con una herramienta que usualmente se denomina plantador. Si se introduce una planta que posee cepellón de raíces, recordar que no se tiene que verter en la maceta toda la tierra para las macetas previamente, sino sólo hasta llegar a alcanzar el nivel suficiente para que las raíces puedan caber. Luego si, una vez colocada la planta, el recipiente deberá ser cubierto hasta el nivel antes indicado. Para que la tierra para las macetas rodee de forma compacta a las raíces y pueda entrar en contacto con ellas, nos bastará simplemente con dar unos ligeros golpes en el suelo con la maceta. Una vez terminada la plantación, el tiesto o jardinera deberá mantenerse siempre fuera del alcance de los rayos solares hasta que el aspecto de las hojas nos avise que la planta ha prendido. Eso significará que hemos logrado una buena plantación. Podemos decir entonces que, la tierra para las macetas es fundamental para el buen desarrollo y crecimiento de las plantas, por ello es que a la hora de elegir la tierra deberíamos asesorarnos para escoger la mejor para nuestras plantas.

 
email de contacto